Los efectos del Estrés en la alimentación
Cuando el estrés es ocasional, se producen respuestas psíquicas y fisiológicas que llevan a reducir la ingesta de alimentos. Sin embargo, cuando la situación de estrés se prolonga, la tendencia es la contraria y pueden darse casos de sobrealimentación. La razón podría estar en que ciertos alimentos dulces y cremosos ayudan a aumentar la producción interna de endorfinas y otras sustancias similares con las que el organismo intenta combatir el estrés.
Existe una asociación entre estrés y conducta alimentaria en el caso de los adolescentes.
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La tensión prolongada los conduce, según ciertos estudios, a reducir la ingesta de alimentos sanos como las frutas y las verduras, en favor de otros más calóricos y menos recomendables.
Incluso esta situación emocional, aumenta la tendencia a no desayunar.
Otro efecto negativo del estrés puede darse en personas que siguen una dieta ya que esto les llega a provocar cierto grado de tensión, por el esfuerzo que supone imponerse ciertas restricciones. Si en esa situación surge un estrés adicional, proveniente de otro campo diferente (laboral, emocional,…), el nivel global de estrés se puede hacer excesivo y esto puede ocasionar que la persona busque el consumo de alimentos muy calóricos. Para reducirlo es recomendable buscar alguna forma de relajarse, como realizar alguna actividad física o recreativa como leer, tejer, dibujar, bailar, caminar, etc.